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¿Preparados para el cambio?


Artículo de opinión de Jordi Damià publicado en La Vanguardia.

Tras un evento como el Mobile World Congress celebrado recientemente en Barcelona, y en el que se ha reunido la flor y nata de la innovación, es momento de reflexión. Desde estamentos políticos no se ha dudado en hablar de la excelencia de la tecnología. Pero ¿realmente se están adaptando los tres pilares de la innovación: educación, escuelas de negocio y empresas?

La educación secundaria, salvo honrosas excepciones, no fomenta el desarrollo del espíritu emprendedor. Esto no es así en países tradicionalmente innovadores, donde se premia el éxito individual. La universidad pública no ha sabido resolver todavía la transferencia de conocimiento entre el talento de los investigadores y las necesidades de las empresas.

Por otro lado, las escuelas de negocios deben creer en la innovación y la emprendeduría y ser coherentes con sus metodologías docentes. El método, mayoritariamente utilizado, es el del caso desarrollado en Harvard en 1908. Este método debe ser complementado con casos más cercanos.

Y, por último, se encuentran las empresas. En nuestro país, la innovación tecnológica es una rara avis, puesto que la cultura empresarial tiene mayor tendencia a la seguridad. En este sentido, hay un conjunto de sugerencias que pueden ayudar a las empresas en este proceso de innovación:


  • Reúnanse con responsables de sus departamentos de otras empresas, pero no del mismo sector empresarial. La innovación aparece muchas veces de la aplicación de soluciones provenientes de necesidades diferentes.

  • Pregúntense varias veces si la solución tecnológica que están aplicando es la correcta. Si la solución que quiere implementar ahora se implementaba igual antes de la crisis, dude.

  • Piensen no sólo en su producto como factor competitivo. El servicio, la flexibilidad, la agilidad son factores que ayudan a poner al cliente como centro de su modelo de éxito y que, muchas veces, no se tienen en cuenta por tener una empresa centrada excesivamente en el producto.

  • Y, por último, innovar es cambiar. Recuerden la primera regla para afrontar un cambio: es necesario interiorizar la necesidad del mismo. La innovación es una actitud.


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